LUGARES
La casa era demasiado grande; por eso me gustò. Siempre me han gustado los lugares demasiado grande, asì hay màs espacio para estar sòlo, hay màs lugares para guardar secretos y hay màs lugares para que jueguen los gatos.
A tì, en cambio, no te gustò la casa; la encontraste demasiado grande. No querìas reconocerlo, pero en los lugares grandes te sentìas muy vulnerable, por eso preferìas un departamento de esos nuevos, màs pequeño y màs controlable; necesitabas controlar todo para sentirte màs segura. Ni siquiera te importaba el lugar para los gatos, no te gustaban; ni siquiera te gustaban los niños.
Lo discutimos y me comprè la casa. "Total soy un hombre soltero", te dije. Pero tù pensabas en el matrimonio, y me decias incontables veces que pensara en el futuro, que para que necesitabamos un lugar tan grande, si ni siquiera tendrìamos hijos y con suerte tendrìamos un gato o mejor un canario. A mì, la palabra matrimonio, me producìa un sentimiento algo extraño ya que no me imaginaba sin tiempo ni lugar para estar sòlo, pero ademàs querìa tener hijos. Pero por el momento querìa estar sòlo, en una casa demasiado grande jugando con mis gatos.
Sin embargo, llegamos a un acuerdo. Dentro de un año nos casarìamos, no tendrìamos hijos, pero vivirìamos en mi casa grande con mis gatos.
Pasò el año, nos casamos, y lo que pasò despuès no tiene importancia. Ahora, todavìa me gusta la casa demasiado grande porque hay màs lugares para estar sòlo, màs lugares para guardar secrètos, màs lugares para que jueguen los gatos y màs lugares para esconder tus restos.