sábado, 21 de julio de 2007

PENSAMIENTOS


La mesa se parece

A la de ayer

El vino es como

El de antes de ayer

La música suena

Como sonó en la vida anterior

Pero mis pensamientos

Son algo totalmente nuevo

Ahora más decidido

Y por qué no

Más violentos.



Mis ojos muestran

Los pensamientos

Y mis gestos

Lo ponen en práctica,

El gallo de enfrente

Se enrrara conmigo,

La vieja de al lado

Se asusta un poco,

Y un niño

Se ríe profundamente

Creo que me comprendió.



Ahora estoy menos violento

Entonces el gallo de enfrente

Mira la pared,

La vieja de al lado

Se tranquiliza, y el niño

Me mira con lástima

Desprecio

Y se va.



--------------------------------------------------------------------------------------

despues de leer acuerdese de postear

viernes, 6 de julio de 2007

TARDE DE CARRETE



Tarde de carrete; cervezas en un lugar apartado de las dependencias universitarias, donde los profesores no fueran a sapear ni los pernos a escandalizarse. La temperatura no era alta, más bien grata, lo suficiente como para que el vapor salga de la boca en forma no abundante. La conversa corría un poco más lento que las botellas pero alcanzaba para las risas, las polémicas, los aplausos y una que otra recriminación por causas varias. Todo se acabó cuando ya el sol no acompañaba y empezábamos a ser acompañado por los perros guardianes; el final de siempre. – “¿Muchachos pueden hacer abandono de las dependencias?” – “pero una chelita más” respondía alguien de incógnito en el grupo extendiendo la botella hacia el inquisidor, quien por fin reía y la alcanzaba animándose a conversar con los que ya eran sus contertulios de viernes por la tarde, cuando se veía obligado a hacer su labor represiva, a la cual, hay que agregar de paso, nunca puso el suficiente celo. No obstante la buena onda, esa era señal inequívoca que tendríamos que irnos, y no por Cornejo el guardia, sino por la locomoción que es implacable, más aun para un universitario acostumbrado a usar su pase hasta el último segundo.



Los retornos al hogar siempre eran similares, la micro tediosa que me acercara a una avenida principal donde sí pasara algo que llegara a mi casita, la amiga de siempre riendo estruendosamente y ocasionalmente con un hipo que no dejaba pasar piola el carrete vespertino. Luego la bajada en la nombrada avenida central y se comienzan a suscitar los imprevistos de siempre; las ganas de mear; para mi no era problema pues me paraba en cualquier esquina y podía evacuar en completa comodidad, pero ella no, además de las dificultades anatómicas y sociales, hay que agregarle que su cuiquería no le permitía llegar y hacerlo, pero al final las ganas eran inaguantables y sorteando todos esos obstáculos decidía esconderse tras un auto estacionado y lanzar el chorro seguido con su correspondiente: “aaaaaaaaaa …. ¡¡¡Por fin!!!”.



De ahí parados en un paradero; un te extraño, me abraza apretadamente, simula un suspiro, me pierdo en sus manos lascivas y me asesina con: “Caguemos a tu mejor amigo?¡¡”