Estée Lauder más sudor
En su busca ojos de presbítero envejecido
se volvieron ejercito desvanecido.
Un anular de delgadez africana
recorrió gota a gota los futuros
puestos sobre exploradores labios mordidos
tratando de reconstruir el optimismo y valentia
de la forma que cariñosa e inocente tomó su boca
sobre la mia.
Oscureció el palacio de las calmas
renacieron dos velas rojas de eternidad
con lugar y forma de musa florentina
mas su luz alternante no dio
con el viento justo.
Entrevisté a Tori Amos
en forma de noche llorona
su piano de nubes rojas
su pelo de teclas a metralla
me regalararon un silencio
de multitud en olvido.
Tal vez quedan
en estado de año escondido
en algún rincón irregular
de esta habitación eónica
en depósito que es
una almohada endurecida.
Tu imagen viaja arrastrada por el fuego de tu perfume.
Tendré que convertirme en aroma.
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