AMANTE

Entre la ceniza y los escombros del Motel Tropicana se encontraron dos cuerpos. Uno el de Elisa y a su lado el de un tal Juan.

Ese día jamás imaginé que todo terminaría en el asesinato de Elisa, así que salí con completa tranquilidad, pantalón oscuro, zapatillas de lona, camisa a cuadros y chaqueta de mezclilla. Abordé los recorridos típicos del transantiago acostumbrándome poco a poco al nuevo estilo de viaje. Cuando llegué la vi ya sentada en la mesa con una cerveza en la mano, crespa de negro azabache, físico perfecto, un poco más baja que yo, vestía de oscuro con un escote pronunciado.

- Hola linda, ¿Cómo estás?

- Bien, esperándote hace 15 minutos ya

- Tu sabes, … transantiago … ¡Una cerveza porfa!

Conversación tranquila, un par de tallas, un par de insinuaciones, risas … lo de siempre. Y como de costumbre caminamos rombo al Motel, sin tomarnos de la mano, sin siquiera habernos besado. Ya adentro, pedimos una botella de ron con una de Coca – Cola, tuvimos sexo; bueno según ella “hicimos el amor”.

- Mi marido sospecha, no de ti, pero sospecha

- Tendremos que tener más cuidado entonces.

Ya vestidos, me sorprendí rompiendo la lámpara en su cabeza, llamé al conserje, rompí otra lámpara, les rocié el ron que quedaba y prendí fuego.